Las Rocas
A simple vista, las rocas pueden parecer elementos inertes y comunes de nuestro paisaje. Sin embargo, cada una de ellas es en realidad una cápsula del tiempo, un archivo geológico que guarda los secretos de la historia de nuestro planeta. Entenderlas es leer las páginas de un libro escrito a lo largo de millones de años.

Clasificación de las rocas
Las rocas son mucho más que simples piedras; son el resultado de procesos geológicos monumentales. Se clasifican en tres grandes familias, cada una con su propia historia de origen:
- Rocas Ígneas: Nacidas del fuego interior de la Tierra, se forman cuando el magma o la lava se enfrían y solidifican. El granito que compone majestuosas cordilleras o la obsidiana, un vidrio volcánico afilado, son testigos de la furia y el poder de los volcanes.
- Rocas Sedimentarias: Son las historiadoras del planeta. Se forman por la acumulación y compactación de pequeños fragmentos (sedimentos) de otras rocas, restos de plantas y animales. En sus capas, los geólogos encuentran fósiles que nos cuentan cómo era la vida en épocas pasadas y cómo ha cambiado el clima. La arenisca y la caliza son ejemplos perfectos de este archivo natural.
- Rocas Metamórficas: Su nombre lo dice todo: son rocas que han cambiado (metamorfosis). Sometidas a un calor y una presión extremos bajo la superficie, una roca ígnea o sedimentaria se transforma en algo completamente nuevo, sin llegar a fundirse. El mármol, que alguna vez fue caliza, o la pizarra, son ejemplos de esta increíble transformación.
El ciclo de las rocas es el proceso interminable que conecta a estas tres familias, demostrando que nada en la geología es estático. Una roca puede ser erosionada, derretida o presionada para renacer como un nuevo tipo, continuando el legado geológico de la Tierra. La próxima vez que sostengas una roca, recuerda que tienes en tus manos una pieza tangible de la historia de nuestro mundo.